Hoy, después de restregar por mis narices el periódico de los Domingos, no he podido evitar recordar uno de esos libros de adolescencia con fragmentos geniales que se te clavan para siempre:
- Tienes diez minutos para rehacer el artículo
- No pienso hacerlo.
- ¿Cómo?
- Quiero dejar el periódico, me quiero ir. No hay nada aquí que me interese.
- ¿Ahora nos miras por encima del hombro? ¿Nos hemos quedado pequeños para ti?
- No es eso –argumenté-, es que yo creía que el periodismo era otra cosa, que ir siempre por detrás, interesado en lo más estúpido de la gente, que no se limitaba a repetir lo obvio, que también podía ser algo creativo, no tomar notas en ruedas de prensa y servir de altavoz a los que tienen dinero para pagarlo. Me he dado cuenta de que los que hacemos los periódicos pensamos que la gente es gilipollas y hemos decidido ponernos a su altura, hasta el grado de que nos hemos convertido en auténticos gilipollas...
- ¿Estás de broma?
Me puse de pie y seguí hablando con la vehemencia de quien no tiene nada que perder.
- No. Lo que creo es que nadie necesita una opinión más. El mundo está lleno de opiniones, todo el mundo tiene su mierda de opinión y además se empeña en que te enteres de ella. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de que las opiniones de los demás a nadie le importan un carajo? Incluso las opiniones propias. A mi me parece que mi opinión sólo tiene valor si me la reservo para mí, y para mis amigos como mucho. Antes sólo opinaban los sabios ¿y ahora?, he oído un huevo de veces eso de “tengo derecho a expresar mi opinión”, pues no, te la guardas para ti. Estoy de las opiniones y de los periódicos hasta los huevos. Basta ya, tener una opinión debería ser algo excepcional, algo pensado, estudiado, meditado...
DAVID TRUEBA "Cuatro amigos"
- Tienes diez minutos para rehacer el artículo
- No pienso hacerlo.
- ¿Cómo?
- Quiero dejar el periódico, me quiero ir. No hay nada aquí que me interese.
- ¿Ahora nos miras por encima del hombro? ¿Nos hemos quedado pequeños para ti?
- No es eso –argumenté-, es que yo creía que el periodismo era otra cosa, que ir siempre por detrás, interesado en lo más estúpido de la gente, que no se limitaba a repetir lo obvio, que también podía ser algo creativo, no tomar notas en ruedas de prensa y servir de altavoz a los que tienen dinero para pagarlo. Me he dado cuenta de que los que hacemos los periódicos pensamos que la gente es gilipollas y hemos decidido ponernos a su altura, hasta el grado de que nos hemos convertido en auténticos gilipollas...
- ¿Estás de broma?
Me puse de pie y seguí hablando con la vehemencia de quien no tiene nada que perder.
- No. Lo que creo es que nadie necesita una opinión más. El mundo está lleno de opiniones, todo el mundo tiene su mierda de opinión y además se empeña en que te enteres de ella. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de que las opiniones de los demás a nadie le importan un carajo? Incluso las opiniones propias. A mi me parece que mi opinión sólo tiene valor si me la reservo para mí, y para mis amigos como mucho. Antes sólo opinaban los sabios ¿y ahora?, he oído un huevo de veces eso de “tengo derecho a expresar mi opinión”, pues no, te la guardas para ti. Estoy de las opiniones y de los periódicos hasta los huevos. Basta ya, tener una opinión debería ser algo excepcional, algo pensado, estudiado, meditado...
DAVID TRUEBA "Cuatro amigos"

1 comentario:
es que Trueba Junior es un crack...
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